El trastorno por dolor se incluye dentro de los llamados Trastornos por Síntomas Somáticos.
La persona que padece trastorno por dolor afirma sentir dolor en una o varias zonas del cuerpo de manera constante. La característica fundamental es que no se puede constatar a nivel médico enfermedad alguna que provoque o justifique a nivel físico ese dolor.
El trastorno por dolor puede asociarse a factores psicológicos, a enfermedad médica o a ambos. Descartando el trastorno por dolor asociado a enfermedad médica como trastorno psicológico.
Hoy en día, el más conocido es la fibromialgia, caracterizada por dolor constante, difuso y generalizado, rigidez en las extremidades, fatiga y cansancio. Normalmente el dolor es difícil de describir y suele empeorar con el ejercicio físico intenso, el frío y el estrés emocional. Para su diagnóstico se requiere que presenten dolor en zonas concretas y localizadas o “puntos gatillo”.
Numerosos estudios determinan la importancia de la influencia psicológica en este trastorno. Así, estados depresivos, la ansiedad, el estrés y ambientes de tensión e inestabilidad emocional, exacerban los síntomas de la fibromialgia. Igualmente, se relaciona con la presencia de alteraciones del sueño y episodios depresivos y crisis de ansiedad frecuentes.
Intervención
La terapia cognitivo-conductual aporta grandes resultados en este tipo de trastornos con un trabajo combinado de las siguientes técnicas:
- Manejo de la expresión emocional
- Resolución de problemas
- Afrontamiento al estrés
- Asertividad
- Reducción y control de la ansiedad